EXPOSICIÓN " HIERROS"
Antes de nada quisiera llamar vuestra atención – nunca
morirá en mí el profesor de Lengua – sobre la elementalidad expresiva del
título elegido por Jesús para esta exposición: HIERROS. Desde esta palabra
presentadora, introductoria, nos habla el artista de su brusca sinceridad, de
su expresividad-expresionismo directo, de la entidad matérica de su obra, de la
ausencia de circunloquios metafóricos de esta exposición… HIERROS,
contundente y expresivo título.
Jesús
Guallar Rodrigo, turolense, amasado de la dura tierra fronteriza de Blancas -
allá donde Aragón se asoma a los pagos castellanos del Señorío de Molina cuyo
nombre completo, Molina de Aragón, nos habla de gratuidad de fronteras y de
historias compartidas – hereda sin duda de sus orígenes la contundencia
expresiva, el gesto sobrio y bravío, la capacidad de poetización – poiesis, creación - desde lo elemental y
cotidiano.
En otros
momentos artísticos, en otras obras, Jesús se embarca en la empresa escultórica
de arrancar de dentro del bloque de madera o de piedra la belleza de la forma
plástica oculta. Siempre en la obra en piedra y madera que yo le conozco es muy
respetuoso de la primitiva forma de la materia-soporte elegida, siempre se nos
revela como un descubridor de las formas en lo natural, de esas formas ocultas
o semiocultas a los ojos de los demás, de los que carecemos del don. De todas formas sus manos en piedra, por ejemplo, nunca dejarán de ser piedra,
conservarán su carácter telúrico y elemental. Les ocurrirá lo contrario que a
las delicadas manos de los mármoles de Rodin, por ejemplo, que son manos
humanas accidentalmente constituidas de mármol; las creadas por Jesús son
extremidades de la tierra, de la piedra accidentalmente empujadas por su cincel
a la forma humana.
En el
conjunto de obras, de momentos estéticos que integran esta exposición, Jesús
Guallar opta por otra técnica: decide no ya arrancar las formas estéticas
ocultas dentro de los materiales de partida sino revelarnos la presencia de excelencias plásticas en
elementos de uso cotidiano o la potencia
– posibilidad, capacidad – de utilización estética de materiales cotidianos
apenas modificados. Me viene a las mientes en este momento otro caso, este
literario, de utilización estética de lo cotidiano y hasta vulgar en estado
puro. Lo literario tampoco está necesariamente constituido por materiales –
palabras, formas – esencialmente estéticos. Valle-Inclán propone para Rosa de
papel el siguiente comienzo: Escenario: casa de un herrero. En el lateral
izquierdo, dormitorio en cuyo lecho gime de dolor la mujer del artesano; en el
lateral derecho, la fragua en que el herrero golpea el yunque. Gemidos y
mazazos se suceden en contrapunto cada vez más rápido. De pronto el herrero
tira el mazo al suelo y grita: “¡Rediós!” Y la magia de esa sola palabra vulgar
instala perfectamente en escena la tensión dramática. “Rediós” ciertamente no pasa de ser un tosco
retazo lingüístico del vocabulario pedestre y rudo de un herrero, un taco
malsonante, pero… Valle sabe integrarlo magníficamente en su obra de arte Rosa de papel, nos revela la potencia, las posibilidades estéticas de
tan rudo elemento lingüístico. (Por cierto, me acabo de dar cuenta de lo
curioso de mi asociación mental: me ha venido a la cabeza un autor y obra
expresionistas y, de entre todos sus personajes, un herrero)
Jesús
Guallar en esta exposición hace en su escultura lo mismo que Valle en sus
esperpentos: toma toscos materiales cotidianos y vulgares [varillas metálicas
de encofrado, toscos perfiles, pedazos de instrumentos de trabajo, pernos, tornillos, alambres, piezas de
instrumentos de labranza (de brabanes, de vertederas, de arados), marcos de
construcción, cadenas…]; los recorta o retuerce, los pule o los oxida o los
barniza…; y, sobre todo, los compone, los re-crea, nos los revela en su
potencia estética, los integra en bellas estructuras que nos evocan elementos
de la naturaleza, rostros, manos, desgarradas anatomías, hombres espantajo o
espantajos humanos, figuras míticas, animales portentosos o cotidianos o que
arrastran y sumergen nuestros ojos en composiciones a veces contundentes y
expresivas, a veces etéreas y voladizas, en movimientos generadores de
espacios, en abigarrados conjuntos de materia, forma y luz, en sencillos
bosquejos de equilibrios espaciales.
Todo
ello empujado y presidido por una técnica informalista de contundente
expresionismo. No faltan en su obra la rebeldía, la denuncia de lo injusto y lo
falso, la sintonía con lo sencillo y natural, la burla socarrona que provocan,
a veces, en el contemplador una sonrisa cómplice de conexión estética e
ideológica.
Para
terminar querría compartir con vosotros la experiencia que ha supuesto para mí
el repaso de unas fotos de su obra que gentilmente me hizo llegar Jesús hace
unos días. En un grupo de ellas nuestro escultor, con fina intuición artística,
ha hecho posar a algunas de sus obras en un paisaje de llanada seca y
dura, de construcciones chaparras que se agarran a la tierra, de vegetaciones
escuálidas… En ese escenario sobrio, duro y contundente, las esculturas de
Jesús Guallar parecen haber vuelto a casa, encontrarse entre la familia que les
regala, de todas formas, un lugar eminente, las distingue y las realza.
Esta
humilde Sala de Exposiciones no va a poder nunca aportar a tu obra, Jesús, un
soporte escénico como el de esas llanadas ¿de Blancas quizás?, pero la calidad
y la fuerza de tus piezas suplen, todos lo hemos comprobado ya, lo que de
escenario falta.
Gracias por
recrearnos el mundo en tu obra.
Exposición Zaragoza Abril
2012
Jesus Guallar es, de alguna manera, un niño grande. Y en esta exposición
juega e invita al juego con la construcción de un móvil gigante, del que
cuelgan sus últimas creaciones en hierro, esta vez en formato pequeño y
compacto, para dar al espectador la
oportunidad de compartir la experiencia, de descubrir las distintas caras y las
más variadas interpretaciones de cada una de las piezas, de esta especie
de sonajeros, tal vez inspirados por los
juegos con su nieta, con formas de animales fantásticos, construidos a partir
de materiales desechados de esta sociedad moderna y consumista, que nos trasladan a un tiempo pasado, a un
mundo creado con la imaginación y con nuestras manos.
Permitámonos, pues, por un momento, volver a mirar
como niños.
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